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7 de agosto de 2014

Estupor y Temblores (34) Gaza, la infamia continúa / 'Omar' de Hany Abu-Assad


"¿Huir? ¿a dónde? Egipto tiene la frontera cerrada. Dice que deja pasar a quienes tienen pasaporte extranjero. Conozco gente que lleva tres días y nadie les ha dejado salir. Si nado por el mar me disparan, me vigilan desde el cielo y en tierra hay verjas. No hay manera de escapar. Estamos en una gran cárcel bajo castigo colectivo. Los sirios pueden salir a Jordania, nosotros ni eso"

"Estábamos aquí en la playa, pasando la tarde, como hacemos otras veces. Los chicos estaban corriendo y jugando en la orilla cuando el misil cayó. ¿Qué objetivo estratégico hay aquí? Los israelíes dicen que atacan a Hamás. ¿Dónde está Hamás aquí? Solo han matado civiles, nada más que civiles?"

“Vi a mi tío salir corriendo de la casa llevando a mi madre muerta en sus brazos. Yo gritaba pidiendo verla [...] y luego fui al hospital para ver si alguno había sobrevivido […] encontré a mi hermano Tareq aún con vida, pero murió más tarde. Me dio un ataque de ansiedad y me inyectaron un tranquilizante”

“Hamás no nos deja vivir como queremos, luego viene Israel y nos mata”




Primera parte - Operación 'Margen Protector'

Cumplido ya más de un mes desde el inicio de la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza que comenzó el 8 de julio, ambas partes han llegado a un segundo acuerdo de tregua que dé una oportunidad a una nueva ronda de las negociaciones que se mantienen en Egipto. Durante 72 horas no se lanzarán cohetes contra Israel ni el Ejército bombardeará la Franja. Ya el viernes pasado expiró un alto el fuego similar y aunque el Gobierno de Benjamín Netanyahu estaba dispuesto a prorrogarlo Hamas se opuso. Quería lograr alguna concesión antes de comprometerse con una nueva tregua. Ahora, presionado por la comunidad internacional y debilitado militarmente -según pasan los días, más arsenal gasta de los 3.000 cohetes que dice Israel que le restan-, ha accedido a otro cese de hostilidades.

En el espacio entre ambas treguas los ataques aéreos israelíes han causado al menos diez muertos y más de 40 heridos más que añadir a la larga lista de víctimas. Fue al comienzo de la primer alto el fuego de la semana pasada cuando las últimas tropas israelíes abandonaron sus posiciones en el sur de la Franja, tomando la fuerza aérea israelí el relevo en las operaciones contra los supuestos militantes de Hamas, en una nueva fase de la Operación Margen Protector. Hasta ahora, militarmente hablando, Israel ha sabido sobreponerse a la muerte de 64 de sus soldados (y tres civiles) por parte de la feroz resistencia de las milicias palestinas, acabando con aproximadamente quinientos de sus combatientes (aunque casi ninguno de sus dirigentes), dejando atrás 33 túneles destruidos y con la capacidad ofensiva de sus misiles Qassam muy cuestionada, pues de los 3.356 cohetes lanzados por los milicianos palestinos, 578 (los que amenazaban más claramente zonas habitadas) fueron interceptados por su sistema de defensa antiaérea Iron Dome -proporcionado por Estados Unidos- y los demás causaron solo 3 muertos y escasos daños materiales. 


Antecedentes

El primer hecho que provocó la devastadora operación de castigo sobre la Franja de Gaza fue la oficialización el 2 de junio del acuerdo de gobierno y reconciliación que, después de años de disputas, habían alcanzado Al Fatah, la facción que lidera Mahmud Abás, y Hamás, lo que conducía a la formación de un gobierno de unidad, lo que desató la ira de Israel. Poco después, el 12 de junio, se produjo un hecho luctuoso que daría al gobierno de Netanyahu la oportunidad de castigar el acuerdo palestino, el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes de un asentamiento de Cisjordania, del cual responsabilizó a Hamas (aunque esta organización siempre lo negara). Parece que nadie en Israel se acordaba ya de cuando el 21 de mayo el ejército israelí asesinaba a sangre fría a dos adolescentes palestinos que habían intervenido en una protesta en Beitunia, Cisjordania, hecho denunciado por la organización por los derechos humanos Defence for Children International (DCI) y que fue ninguneado por las autoridades israelíes.



La reacción israelí al secuestro de los estudiantes hebreos fue la de realizar registros indiscriminados en la zona donde se había producido el secuestro y detener a más de 400 palestinos, muchos de ellos dirigentes de Hamás. Estas acciones derivaron en cinco palestinos muertos y múltiples heridos a manos del ejército israelí. A medida que las tensiones se incrementaban, el secuestro, tortura y asesinato -tras ser quemado vivo- el 2 de julio del adolescente palestino Mohammed Abu Khdeir por parte de colonos judíos complicó aún más la situación, generando disturbios, protestas de israelíes y palestinos y un aumento de los lanzamientos de cohetes desde Gaza a Israel. Estos hechos desatarían definitivamente las hostilidades. Posteriormente, con la operación de castigo ya desatada, la policía israelí confirmaría que fueron militantes islamistas, pero ajenos a Hamas, quienes secuestraron y asesinaron a los jóvenes israelíes. Por cierto que el día que los sospechosos fueron arrestados, la familia de una de las víctimas israelíes, los Fraenkels y la familia de Abu Khdeir hablaron por teléfono y consolaron mutuamente. Los Fraenkels dijeron que entienden la magnitud de la pérdida y que se oponen a cualquier acto de violencia, ya sea por judíos o árabes. Auténtica dignidad humana de la que han carecido muchos de sus compatriotas.

Consecuencias

Tras más de un mes de ataques, las fuerzas armadas israelíes (Tzahal en hebreo o Israel Defense Forces en inglés) han llevado la muerte y la devastación a la ya martirizada franja de Gaza de forma más cruenta que en anteriores operaciones militares. Tras estas semanas de ataques indiscriminados hemos perdido la cuenta de las salvajadas realizadas por el Tzahal. Por tierra, mar y aire el ejército hebreo ha bombardeado centros para discapacitados, hospitales, mercados atestados de gente en plena tregua, centros de prensa, escuelas de la ONU, granjas de animales, la única central eléctrica de Gaza, mezquitas, miles de casas de civiles y otras muchas de las precarias infraestructuras que a duras penas sostenían la vida en Gaza. Cada casa, cada persona, cada animal viviente en Gaza han sido convertidos en objetivos, nada ha escapado a su cólera destructora.


Las más de 10.000 viviendas destruidas o inhabitables en toda la Franja (un 70% más que en la operación militar de 2009) h
arán mucho más difícil la ya precaria existencia de los gazatíes, tres cuartas partes de los cuales ya dependían de la ayuda internacional antes de esta ofensiva. Hasta la fecha, 1.867 palestinos han muerto en la Operación Margen Protector, según la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). De ellos, 1.322 son civiles, incluidos 427 niños y 214 mujeres. De los menores muertos, el 70% tenía menos de 12 años, según Unicef. De los 1,8 millones de habitantes de Gaza, 520.000 están desplazados debido al conflicto, según la OCHA. La OCHA cifra en 65.000 los palestinos cuyas casas están destruidas o dañadas debido a la ofensiva israelí.

Al comienzo de la campaña, antes de bombardear una escuela u hospital en la Franja de Gaza, en ocasiones, el Ejército de Israel emitía una 'advertencia' al provocar una pequeña explosión en el techo de un edificio que pronto sería bombardeado, una muestra de matonismo que apenas servía más que para convertir esos escasos segundos en una experiencia escalofriante. Eso hizo antes de destruir un centro de discapacitados en Gaza. El siguiente video muestra los 57 segundos de terror anteriores a su destrucción total:





Pero según la resistencia de Hamas iba haciéndose más férrea y los ataques por tierra, mar y aire no conseguían los objetivos buscados por el alto mando directamente destruían barrios enteros. De esta forma un ataque con fuego de artillería del Ejército de Israel en un barrio de Gaza se saldó el sábado 26 de julio con la muerte de 72 personas, cientos de heridos y la destrucción total de decenas de edificios. Las imágenes recogen las diferentes explosiones en intervalos de unos cinco minutos que una tras otra van destruyendo el barrio hasta convertirlo en escombros por completo:



Los niños de Gaza

Caso aparte han sido las desoladoras cifras de niños muertos por los ataques israelíes. Según leemos en ElDiario.es: "Más de 400 niños han muerto y más de 2.500 han resultado heridos por los bombardeos del Ejército israelí según la Unicef, que calcula además que unos 370.000 menores necesitan urgentemente ayuda psicológica. La ofensiva ha tenido un impacto catastrófico y trágico en los niños. Si tenemos en cuenta lo que estas cifras representan para la población de Gaza, es como si hubieran muerto 200.000 niños en Estados Unidos", según Pernille Ironside, jefe de la Oficina de Unicef en Gaza.

Ironside recordó además que no hay electricidad y que no funcionan los sistemas de agua potable ni de saneamiento, por lo que el peligro de aparición de enfermedades transmisibles y de diarrea -que puede ser mortal para los menores de cinco años- es inminente. "La destrucción es total. Han usado armamento horrible que provoca terribles amputaciones. Y esto ha pasado frente a los ojos de los niños, que han visto morir a sus amigos, a sus padres", señalaba la funcionaria internacional.

"Hay que tener en cuenta el tamaño de la franja de Gaza, son 45 kilómetros de largo por entre 6 y 14 de ancho...no hay una sola familia que no haya sido directamente afectada por alguna pérdida", dijo. Es por ello, que Unicef calcula que unos 370.000 niños necesitarán ayuda psicológica para poder intentar sobreponerse de alguna manera al trauma vivido. "Tengamos en cuenta que un niño o una niña que tiene siete años ha pasado ya por tres ofensivas, la de 2008-2009, la de 2012 y la de ahora. Imagínense el impacto que ello puede tener tanto en los más pequeños como en los que ya entienden lo que eso significa", afirmó.


Ironside se refirió al hecho de que 142 escuelas en Gaza, incluyendo 89 de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), han sido dañadas por los bombardeos israelíes, y no olvidó los ataques directos a tres colegios de la ONURecordemos que antes de este ataque el 80% de los niños de Gaza asistían sólo 4 horas a la escuela porque los centros tienen que hacer dos turnos, dado que no hay más colegios disponibles". Debemos establecer un nuevo sistema para poder reconstruir todo lo destruido. Por eso un alto el fuego no es necesario, hay que acabar con el bloqueo al que Israel somete a Gaza", urgió." Y no podemos construir más, porque no hay tierra disponible pero sobre todo porque no tenemos material de construcción por la restricción a la que la franja es sometida por las autoridades israelíes", explicó la funcionaria de Unicef, quien lamentó que esa política haga que los trabajadores humanitarios pierdan horas en negociaciones burocráticas en vez de hacer su trabajo de asistencia. Cuestionada sobre qué le puede pasar a un menor de Gaza a partir de ahora, dijo que el futuro de cualquier niño en la franja "es desalentador". "Nadie debería sorprenderse de que algunos niños palestinos quieran tomar una vía más extrema. Es nuestra responsabilidad evitar que esto pase", concluyó."


Los despiadados ataques de las IDF han causado escenas de una crudeza insoportable que han afectado en gran medida a los más pequeños de los palestinos. Desde los cuatro niños asesinados en una playa de Gaza por disparos de la armada israelí en las primeras fases de la ofensiva, hecho que por sí solo es un crimen de guerra, hasta las innumerables escenas de horror protagonizadas por pequeños destrozados llegando a los colapsados hospitales gazatíes. Un ejemplo sencillamente devastador es este padre en total estado de shock gritando de dolor ante el cadáver de su hijo "despierta, despierta, papá te ha traído un juguete..." 



Los túneles de Hamas

Eso sí, Hamas y su brazo armado, las Brigadas Azedim al Qassam (además de otras milicias como la Yihad Islámica) han demostrado que llevaban mucho tiempo preparándose para este conflicto, sobre todo para una potencial invasión terrestre del Tzahal. A pesar de que sus misiles apenas han causado daños en territorio israelí (más allá de tres civiles) gracias al sistema antiaéreo Iron Dome, sus milicianos han dejado de ser la voluntariosa fuerza de aficionados que eran para convertirse en un ejército cualificado con una eficiente cadena de mando, que ha combatido con determinación y fiereza, haciendo pagar a las tropas de élite del Tzahal muy cara su incursión por tierra y la destrucción causada, sobre todo en relación a anteriores invasiones, cuando les causaron poco más de una decena de muertos. Para ello han convertido las ruinas de la ciudad gazatí en un laberinto de trampas y francotiradores que han causado numerosas bajas al ejército hebreo. Y sobre todo han sabido utilizar los túneles que atraviesan Gaza, un arma tan primitiva como efectiva para los insurgentes palestinos y desmoralizadora para los soldados israelíes. 

Los pasajes subterráneos que llegaban a Egipto han sido usados para burlar el bloqueo de Gaza que Egipto e Israel reforzaron tras la llegada de Hamas al poder en el 2007 y han sido un recurso vital para la economía de la zona, siendo usados para transportar mercaderías, combustible e incluso ganado y automóviles. También armas y dinero en efectivo de aliados en el exterior, sobre todo de Irán. Parece que algunos eran lo bastante anchos como para que cupieran dos o tres personas y lo suficientemente altos como para que se pudiera caminar o correr por ellos. Muchos estaban conectados en red, de manera que si se destruía una salida era posible seguir utilizando el túnel por otras salidas. Dentro había almacenes de cohetes y reservas de comida, especialmente dátiles secos, que son nutritivos y se conservan durante mucho tiempo.


Estos pasadizos subterráneos impedían que la tecnología punta que posee Israel fuera incapaz de detectar y seguir los movimientos de los milicianos. Los aviones y los drones mantienen un control riguroso sobre la superficie, pero no saben lo que sucede a diez o treinta metros de profundidad por lo que han tenido que ser las tropas terrestres quienes hayan tenido que entrar en Gaza para destruirlos. Esta red de túneles recuerda poderosamente aquellos túneles de Cu Chi que atormentaron a los soldados norteamericanos hace cuarenta años en la guerra de Vietnam. 

Precisamente uno de esos túneles fue usado para una de las incursiones más audaces de Hamas, cuando un comando palestino logró infiltrarse por un túnel dentro del propio territorio israelí hasta una torre de vigilancia y, cogiendo por sorpresa a quienes la custodiaban, lograron matar a cinco soldados israelíes sufriendo una sola baja; cómo pudieron hacerlo y regresar vivos es algo que todo Israel se ha estado preguntando.

Como era de esperar este golpe de mano fue publicado por Hamas TV convirtiéndose en un gran éxito propagandístico. Tras la retirada el gobierno Netanyahu ha declarado que se han destruido 33 de esos túneles aunque la amenaza de que los palestinos puedan hacer otros es una amenaza real y psicológicamente desestabilizadora para la sociedad israelí.  

Y mientras, en Israel...

Porque mientras todo esto ha pasado en la martirizada Gaza, ¿qué ocurría a apenas unos kilómetros, en el país agresor y opresor que la bloquea de forma inhumana desde hace siete años, en el democrático y civilizado Israel? Entre el poder creciente de la derecha y los ultraortodoxos, la obsesión con los túneles gazatíes y el aumento del alcance de los cohetes de Hamas a casi todo el país hebreo, parece que el apoyo a la ofensiva ha sido de cerca del 80% de la población. Aunque el efecto de esos cohetes haya sido muy limitado, las continuas alarmas aéreas interfirieron en el desarrollo del verano israelí, desquiciando a sus habitantes y llegando incluso a provocar el cierre por un día del aeropuerto de Tel-Aviv. Incluso cuando, tras el comienzo de la invasión terrestre, empezaron a llegar ataúdes con los cadáveres de decenas de soldados, Netanyahu apeló a que ese gran sacrificio era necesario para la seguridad del país y los israelíes cerraron filas apoyando a su ejército.

Durante la ofensiva muchos israelíes han hecho costumbre de subir a las colinas desde las que se divisa Gaza para pasar la tarde y celebrar cada explosión e incendio provocado por los ataques de su ejército. En territorio israelí se han sucedido las manifestaciones de apoyo y celebración de cada ataque, los cánticos de derechistas israelíes (¡Mañana no hay escuela, no quedan niños en Gaza!), los descerebrados tweets de adolescentes hebreos o el directamente psicópata tweet de un francotirador del ejército en el que presumía de haber matado 13 niños en un solo día, muestras varias del racismo y el odio de buena parte de la sociedad israelí hacia los palestinos. Hace unos días el escritor israelí Nir Baram escribía sobre cómo una gran parte de la sociedad israelí está convencida de su 'superioridad moral' sobre los palestinos, aferrándose a la justificación de que si las IDF matan niños y civiles es siempre 'por algún motivo razonable'. 

Entre lo puto peor de ellos están los colonos que ocupan estratégicas zonas de Cisjordania. En Hebron residen 175.000 palestinos pero son los más de 850 colonos judíos (protegidos por 650 soldadosque allí se han establecido los que controlan las posiciones estratégicas, las mejores tierras y los recursos hídricos, oponiéndose frontalmente a cualquier concesión a sus vecinos palestinos, a los que desprecian, intimidan y humillan continuamente. La tensa atmósfera entre ambas partes no es nueva. Su patética convicción de su ser 'los elegidos de Yahvé' ya la recogimos en otro post de nuestro blog. La fotógrafa del New York Times Rina Castelnuovo captó el momento sobrecogedor que denominó "El vino como insulto" que obtuvo el Tercer Premio Wortld Press Photo 2010. En Jotdown, donde la hemos encontrado, Pepo Jiménez dice de ella, "No es un vaso de vino. Es un insulto con forma de hoz sangrienta, una guadaña fabricada con la eterna inquina de dos pueblos condenados al odio perpetuo."

"Las calles estaban casi vacías. Me detuve a fotografiar a algunos colonos durante la fiesta judía de Purim. Estaban compartiendo una botella de vino y brindando por el día de fiesta, nada fuera de lo común. Me di cuenta de que una mujer palestina cruzaba por las tiendas cerradas del otro lado. Un grupo de colonos caminaban por medio de la calle en la dirección opuesta cuando uno de ellos dio un paso hacia ella. Yo instintivamente levanté la cámara. Ella no gritó ni se detuvo, corrió hasta desaparecer tras la esquina. Me quedé enojada y entristecida, como si el vino me golpease a mí." (Rina Castelnuovo, fotógrafa del New York Times)

Y si tienen diez minutos más observen en este video en el que puede verse la calaña moral de los colonos en Cisjordania:



Por todo ello cabe preguntarse, ¿queda aún vida inteligente y decente en Israel que denuncie los abusos contra los palestinos? Pues sí, aunque la belicosidad y el racismo parezcan ocupar todos los resortes de la sociedad israelí, ésta hace gala de su diversidad e intelectuales como Amos Oz, Etgar Keret o Shlomo Ben-Ami, entre otros, periódicos como el Haaretz y organizaciones pacifistas, pequeñas aunque muy activas, calificadas por el Likud y demás derechistas como radicales de izquierda, que se manifiestan contra la guerra, proponen que Israel no sea un Estado teocrático basado en la religión y la raza (un verdadero anatema que afecta a la esencia del pensamiento sionista), propugnan la solución de dos estados en las fronteras de 1967, condenan el bloqueo a Gaza, la ocupación de grandes zonas de Cisjordania y el apartheid al que desde hace décadas somete su país a los palestinos. Es de resaltar que el asesinato del adolescente palestino Mohamed Abú Judeir fue condenado por las familias de los tres jóvenes israelíes asesinados que sirvieron de antecedente del comienzo de la operación Margen Protector.

También existen organizaciones de ex-soldados como Breaking The Silence (a quienes tuvimos oportunidad de escuchar en Madrid hace unos años), quienes desde hace años denuncian los abusos de los colonos y el ejército israelíes, ante el desprecio de muchos de sus compatriotas. Es en la valiente oposición de estos sectores de la sociedad hebrea en quien depositamos nuestras últimas esperanzas de que Israel recupere la cordura ajgún día y avance hacia una paz definitiva y una coexistencia pacífica entre dos estados, uno israelí y otro palestino, cosas ambas que cada vez parece más lejanas. Una de estas organizaciones, Jewish Voice For Peace ha publicado este didáctico video de poco más de seis minutos que explica el conflicto histórico entre ambos pueblos:




ahora qué...?


En medio de la tregua y a la espera del alto el fuego definitivo la vida, que siempre se abre paso, ha vuelto a las zonas de Gaza menos afectadas de la Franja y sus atribulados habitantes salen para rebuscar entre los escombros de lo que un día fueron sus casas si algo se ha salvado. Turquía ha decido acoger heridos palestinos en sus hospitales para aliviar a los sobrepasados hospitales de la Franja y una flotilla turca de ayuda humanitaria como aquella que fue ametralladada en junio de 2010 anuncia su próxima partida... Ahora queda ver el alcance de las conversaciones que se llevan a cabo en Egipto.

Israel pide el desarme completo de las milicias palestinas pero éstas han dicho que no lo harán hasta que se levante el infame bloqueo que desde hace siete años condena a los habitantes de la Franja a una existencia miserable. Sobre ello, la auténtica infamia que condena a Gaza haya o no haya operaciones de castigo, alguien poco sospechoso de izquierdista como Mario Vargas Llosa escribía en un artículo en El País:

(...) Nadie puede negarle a Israel el derecho de defensa contra una organización terrorista que amenaza su existencia, pero sí cabe preguntarse si una carnicería semejante contra una población civil, y la voladura de escuelas, hospitales, mezquitas, locales donde la ONU acogía refugiados, es tolerable dentro de límites civilizados. Semejante matanza y destrucción indiscriminada, además, se abate contra la población de un rectángulo de 360 kilómetros cuadrados al que Israel desde que le impuso, en 2006, un bloqueo por mar, aire y tierra, tiene ya sometido a una lenta asfixia, impidiéndole importar y exportar, pescar, recibir ayuda y, en resumidas cuentas, privándola cada día de las más elementales condiciones de supervivencia. No hablo de oídas; he estado dos veces en Gaza y he visto con mis propios ojos el hacinamiento, la miseria indescriptible y la desesperación con que se vive dentro de esa ratonera. 


La razón de ser oficial de la invasión de Gaza era proteger a la sociedad israelí destruyendo a Hamás. ¿Se ha conseguido con la eliminación de los 32 túneles que el Tsahal capturó y deshizo? Netanyahu dice que sí pero él sabe muy bien que miente y que, por el contrario, en vez de apartar definitivamente a la sociedad civil de Gaza de la organización terrorista, esta guerra va a devolverle el apoyo de los gazatíes que Hamás estaba perdiendo a pasos agigantados por su fracaso en el gobierno de la Franja y su fanatismo demencial, lo que lo llevó a unirse a Al Fatah, su enemigo mortal, aceptando no tener un solo representante en los Gobiernos de Palestina y de Gaza e incluso admitiendo el principio del reconocimiento de Israel que le había exigido Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Por desgracia, el desfalleciente Hamás sale revigorizado de esta tragedia, con el rencor, el odio y la sed de venganza que la diezmada población de Gaza sentirá luego de esta lluvia de muerte y destrucción que ha padecido durante estas últimas cuatro semanas. El espectáculo de los niños despanzurrados y las madres enloquecidas de dolor escarbando las ruinas, así como el de las escuelas y las clínicas voladas en pedazos —“un ultraje moral y un acto criminal”, según el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon— no va a reducir sino multiplicar el número de fanáticos que quieren desaparecer a Israel.

(...) Aunque gane todas las guerras, Israel es cada vez más débil, porque ha perdido toda aquella credencial de país heroico y democrático, que convirtió los desiertos en vergeles y fue capaz de asimilar en un sistema libre y multicultural a gentes venidas de todas las regiones, lenguas y costumbres, y asumido cada vez más la imagen de un Estado dominador y prepotente, colonialista, insensible a las exhortaciones y llamados de las organizaciones internacionales y confiado sólo en el apoyo automático de los Estados Unidos y en su propia potencia militar. La sociedad israelí no puede imaginar, en su ensimismamiento político, el terrible efecto que han tenido en el mundo entero las imágenes de los bombardeos contra la población civil de Gaza, la de los niños despedazados y la de las ciudades convertidas en escombros y cómo todo ello va convirtiéndolo de país víctima en país victimario."

 
Crímenes de guerra

Los palestinos también quieren que los israelíes respondan ante la Corte Internacional de La Haya por los flagrantes crímenes de guerra de su ejército, aunque la maquinaría de propaganda israelí ya se está poniendo en marcha para intentar esquivar esas acusaciones y endosar a Hamas parte de las masacres a la población civil. Sin embargo la responsabilidad de esos ataques es tan clara que los organismos de la ONU presentes en la Franja y el propio secretario general de la organización, casi siempre cautelosos en sus acusaciones contra el estado hebreo, ya han declarado en varias ocasiones la responsabilidad israelí en las mismas en hechos constitutivos de posibles crímenes de guerra y graves violaciones del derecho humanitario internacional y ya han pedido a Israel que las asuma como tales. Incluso la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Jennifer Psaki, ha declarado que "están consternados por el vergonzoso bombardeo de la escuela para los refugiados de Palestina en Rafah, que alberga unas 3.000 personas desplazadas". La reacción de Israel fue responder que "el ataque apuntaba a islamistas en las cercanías de la escuela y que los milicianos de Gaza eran los responsables de la tragedia." Tras las declaraciones de Psaki una encuesta hecha en Israel revelaba que la mayoría de los encuestados enviaría el virus del Ébola a Obama... 

Aunque no hemos de olvidar por dónde se pasa Israel las condenas internacionales, así como su amplio historial de incumplimientos de resoluciones de la ONU, sabiendo que en última instancia siempre podrá contar con el apoyo incondicional de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad, a pesar de los comentarios antes reseñados de la portavoz del Departamento de Estado o del propio John Kerry, tras una entrevista. En un artículo en InfoLibre Ramón Lobo hablaba de la insoportable doble moral de los países occidentales en sus firmes condenas de las acciones de sujetos tan execrables como Vladimir Putin en la crisis de Ucrania y la vergonzante inacción en relación a las atrocidades cometidas por el ejército israelí. Pero la misma indiferencia se ha observado en el resto del mundo árabe, más preocupado en sus respectivos caos y conflictos internos. 

Las revueltas árabes han perjudicado a Hamás al perder el apoyo del régimen sirio y de Hizbolá en mitad de una guerra fría (o no tan fría) entre suníes y chiíes y de la situación de Egipto después de la caída de los Hermanos Musulmanes, los padres ideológicos y socios de Hamás. Y sin embargo, será difícil quebrar el poder de Hamás, una consecuencia directa de la Naqba, la ocupación, el bloqueo, la pobreza, el paro desbocado, la falta de futuro, el robo de tierra y el sistema de apartheid establecido por el Estado israelí. Es evidente que Hamás es un grupo terrorista que ha cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, torturas, asesinatos y secuestros (según Amnistía Internacional o Human Rights Watch) y como tal tiene que ser combatido, pero la desproporción del castigo colectivo israelí a toda la población gazatí, los miles de víctimas que deja en el camino de esta última ofensiva no conseguirán acabar con el radicalismo y el dolor, ni traer más tranquilidad y paz al pueblo de Israel, sino más bien al contrario.

En fin, lo único cierto es que el bloqueo continúa desde hace 7 años y Gaza está devastada. Gaza huele a muerte. El nivel de destrucción es abrumador y la ofensiva ha afectado gravemente a la ya de por sí precaria infraestructura de la Franja y los servicios básicos de agua potable, saneamiento de aguas residuales y electricidad, además de dañar escuelas, centros médicos, edificios públicos y miles de viviendas. Su reconstrucción se estima en más de 5.000 millones de dólares, sus casi dos millones de habitantes siguen viviendo al borde del abismo en la cárcel más grande del mundo, donde carecen de los más mínimos derechos humanos. Sigue amenazada por unos dementes fundamentalistas que creen que toda la Palestina histórica debería pertenecerles por derecho divino y gobernada por otros dementes fundamentalistas que creen lo mismo. En los próximos años el conflicto entre ambos países se seguirá prolongando y retroalimentando con insoportables niveles de odio y desesperación en millones de personas y nadie hará nada por impedirlo. Aunque Yann Tiersen intentará que al menos se les recuerde.



Segunda Parte - Omar (Hany Abu-Assad, 2013)

Y para terminar el post, les ofrecemos la magnífica película 'Omar', del realizador palestino Hany Abu-Assad que muestra cómo es la realidad de la ocupación (en este caso en Cisjordania), que llena la existencia de millones de palestinos de humillaciones diarias y desquiciantes checks-points, la que provoca que incluso personas ajenas a los dogmas religiosos y las organizaciones armadas palestinas, que sólo buscan vivir sus vidas con amor y dignidad son empujadas a tomar decisiones que les cambiarán la vida.

VER PELÍCULA ONLINE EN VK


Premios: 

Oscars 2013: Nominada a mejor película de habla no inglesa. Festival de Cannes 2013: Premo del Jurado (Sección "Un Certain Regard")
Seminci de Valladolid 2013 Sección oficial a concurso

Críticas:

"El hecho de que Abu-Assad mantenga distancia (...) hacia sus personajes y acciones va a limitar su atractivo para muchos espectadores. Pero teniendo en cuenta la calidad y actualidad de la película, debería tener buen resultado" Deborah Young: The Hollywood Reporter
"'Omar' no ofrece la promesa de una solución justa y satisfactoria, sino un fatalismo tanto más devastador debido a sus métodos realistas y a unas interpretaciones sutiles y humanas." A. O. Scott: The New York Times

"Al centrarse en un hombre normal y corriente, Abu-Assad inmediatamente hace que la claustrofóbica manera de vivir de 'Omar' inmediatamente nos resulte más cercana, matizando sus penurias finales con un miedo palpable." Eric Kohn: Indiewire

"Todos los actores tienen una gran seguridad que es vital para sus habituales primeros planos, que subrayan su humanidad en lugar de su función como ilustraciones de un conflicto muy conocido."
Jay Weissberg: Variety

"Lo que sucede cuando Omar está fuera de los muros de la prisión, (...) hace que la película resulte desgarradora y fascinante de ver." Betsy Sharkey: Los Angeles Times

"Hany Abu-Assad no es panfletario ni maniqueo. (...) Es realista y amargo. Hace creíble la interpretación de actores que no parecen profesionales. Te contagian el malestar, el desasosiego y la incertidumbre de los personajes" Carlos Boyero: Diario El País

"Es una película durísima. Se entra en ella por un sendero de frescura y seda y que va derivando en un sendero abrupto, lleno de espinas, odio y rencor (...)" José Manuel Cuéllar: Diario ABC

"Se mueve con gran pericia entre una tierna historia de amor condenado y una intriga capaz de clavarnos las uñas a la espuma de la butaca (...) " Nando Salvá: Cinemanía

"Esta sofisticada operación fílmica es una película que exprime con nobleza los recursos del cuento moral y del cine narrativo. (...) " Manuel Yáñez Murillo: Fotogramas